martes, 27 de mayo de 2008

Queremos tanto a Sam Loyd

Jorge Aloy

Quien haya leído algún libro sobre problemas en ajedrez o matemáticas o magia o juegos de ingenio, se habrá topado con Sam Loyd. Hombre multifacético, reconocido por sus contemporáneos como “el que le quitó el tiempo libre a los norteamericanos”. Nació en Filadelfia el 30 de enero de 1841 y a los 16 años publicaba problemas de ajedrez en varios periódicos con gran seguimiento de lectores.
Los primeros acertijos de ingenio que compuso los hizo para un empresario de circo: el embaucador P. T. Barnum. Consistían en ofrecer premios fabulosos a todo aquel que los resolviera. Por supuesto, estaban basados en principios matemáticos que escondían la imposibilidad de solución. Por ese entonces su juego más famoso fue el llamado 14-15. Consistía en un cuadrado de 4 x 4 con 15 fichas movibles, ubicadas en orden y numeradas, excepto las correspondientes a los números 14 y 15 que se hallaban intercambiadas entre sí: la idea era colocarlas en orden correlativo. Se ofrecía mil dólares a aquel que hallase la solución correcta. Fue tan grande la obsesión que se llegó a decir que hubo maquinistas que no pararon sus trenes en algunas estaciones porque estaban concentrados en el juego. Por supuesto, el premio nunca se pagó.
En 1876 fue designado jurado en un concurso de problemas de ajedrez y objetó una de las reglas: la participación con cantidad libre de problemas. Aducía que habiendo varias competencias dentro del torneo, una sola persona podría llevarse más de un premio. El presidente del jurado le respondió que en la práctica eso era imposible. Loyd, que tenía previsto presentar una sola composición, para sostener su argumento se encerró una hora en una habitación y compuso 24 finales que entregó con seudónimo. Resultado: obtuvo 7 primeros premios, 2 segundos premios, 4 menciones honoríficas y un premio especial a la composición más humorística.
Se conoció también en publicaciones de ilusionismo un método de cómo, con un corte de tijera, la bandera norteamericana pasaba de tener 15 franjas a 13. Estaba basado en una paradoja matemática de distribución oculta.
Sam Loyd, además de escribir una enciclopedia con 5000 juegos de ingenio, discutir de ajedrez con el campeón del mundo Steinitz, ser un exitoso hombre de negocios, un fanático del teatro, un apasionado por las matemáticas, fue ingeniero y maestro de billar.
Lo último: En 1928 a 17 años de su muerte, acaecida el 11 de abril de 1911, apareció publicada su autobiografía. La firma de Sam Loyd esta vez era la de su hijo que, además del ingenio, había heredado su nombre.

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