lunes, 2 de julio de 2012

La misma aldea

Irene Farias

La literatura del Siglo de Oro español nos presenta un hidalgo, a quien de tanto leer novelas de caballerías “se le secó el celebro y  perdió el juicio”. Agrega: “Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros […] y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. […] y fue que le pareció convenible y necesario […] irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban...”
Obviamente, nos estamos refiriendo al protagonista de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, la inmortal obra de Miguel de Cervantes Saavedra. Si tenemos en cuenta cuán escasos eran los medios que llegaban a “algún lugar de la Mancha” y cómo influyeron en su estilo de vida podemos decir que esta ficción anticipa lo que siglos más tarde llamaríamos la influencia mass mediaEn nuestros días, hay quienes están atentos y pueden sustraerse –relativamente- a su influjo. Pero también están aquellos cuyas vidas se convierten en una fiel repetición e imitación del modelo que les ofrecen las tiras televisivas, los programas de chimentos, los filmes, las publicidades, etc.  No es raro hoy encontrar un compañero de trabajo, vecino, o amigo cuya realidad está tan teñida de todos los componentes mediáticos que ha olvidado su propia identidad y se ha metido en las botas de un intérprete de alguna historia inventada.
Fue Marshal McLuhan  quien  a principio de los ’60 acuñó el término de “aldea global” al referirse a la fuerza cada vez más invasora de los medios en los hogares y en la vida cotidiana. Casi bombardeados hasta el aturdimiento por la gran cantidad de noticias e información se va perdiendo de a poco la certeza de cuál es la frontera entre ficciones y realidades personales (una suerte de metalepsis vivencial).  
Por lo tanto, “no hay nada nuevo bajo el sol”. Si bien esta temática es considerada un acontecimiento que surge en el siglo XX con la aparición de innumerables soportes comunicacionales, podemos, sin embargo, encontrar algunos elementos germinales en el siglo XVII.