jueves, 15 de julio de 2010

Incipit XVII (Cuentos)


Sin duda se recordará este reciente y lamentable asunto: al ser practicada la autopsia, se halló la caja craneana de un agente de policía vacía de todo rastro de cerebro y rellena, en cambio, de diarios viejos. La opinión pública se conmovió y asombró por lo que fue calificado de macabra mistificación. Estamos también dolorosamente conmovidos, pero de ninguna manera asombrados.
(El Cerebro de un Agente de Policía. Alfred Jarry)

Lo molesto ocurre al comienzo. Los familiares alborotan todo en el preciso momento que uno ansía y alcanza la tranquilidad. Felizmente en ese mismo instante nos separa de la vida un velo de apretada trama y un cristal más duro que el acero. Desde el otro lado contemplamos las últimas imágenes de, la vida, que se desvanecen como sombras y humo. Un fogonazo gris se traga a los que lloran y rezan. Ya estoy muerto y mi última imagen del mundo de los vivos es la de ese joven desconocido que vi asomado en la puerta de mi dormitorio. Simplemente un intruso que miró con ansiedad y conmiseración al moribundo. Ese gesto se instala en mí, se identifica conmigo. Comprendo que ese desconocido que me observa detrás de toda mi familia soy yo mismo.
(Sin mañana. Bernardo Kordon)


Mi excelente reloj anduvo como un reloj por espacio de un año y medio. No adelantaba ni atrasaba; no se detenía. Su máquina era el arquetipo de la exactitud. Llegué a juzgar que mi reloj era infalible en sus juicios acerca del tiempo. Se adueñó de mí la convicción de que la estructura anatómica de mi reloj era imperecedera. Pero no sospeché que algún día -o más bien, una noche- lo iba a dejar caer. El accidente me afligió y lo consideré un presagio de males mayores.
(Mi reloj. Mark Twain)

Víctor oyó la puerta del ascensor, los rápidos pasos de su madre en el pasillo y cerró el libro de un golpe. Lo escondió debajo del almohadón del sofá y maldijo por lo bajo cuando oyó que el libro se resbalaba entre el sofá y la pared y caía al piso con un ruido sordo. La llave ya giraba en la cerradura.
(La tortuga. Patricia Highsmith)

Tal vez haya fatigado al lector con mis relatos de cacería. Que se tranquilice ahora; he señalado el término de estas páginas. Solamente le pido autorización para añadir algunas observaciones cinegéticas.
(El bosque y la estepa. Iván Turgueniev)

jueves, 1 de julio de 2010

Hoy, para los pibes

Bob
El esqueleto

Cuento de Cecilia Blanco

Dibujos de Roberto Cubillas

La literatura fantástica posee una característica que escapa a cualquier estudio: encierra misterios que nos atrapan naturalmente. Esos misterios ingresan un día en nuestras vidas sin que sepamos cómo. En esa tónica se ubica Bob el esqueleto, donde personajes, acciones y climas fantásticos son presentados en un mundo para pibes de 3 a 6 años.
Cecilia Blanco tiene una trayectoria con más de 20 años trabajando con el exigente público de pibes, desde su producción en el recordado programa Chic-chac que presentaba Julia Bowland por radio Belgrano en 1987, o su conducción en En la vereda por la entrañable FM Ciudades en 1989. Docente y especialista en la materia, tiene más de una docena de libros editados. Como si no alcanzara, Cecilia Blanco es la editora general de la revista La valijita. Durante este mes, en los kioscos, podemos encontrar con la revista a Bob el esqueleto. Es una puerta que se abre para ingresar al mundo fantástico.