"Combatimos el poder y vivimos por él cada día...", rezaba parte del texto de un largo tema de la banda de rock sinfónico progresivo Yes (del album "Relayer", 1974), en la sofisticada suite "The gates of delirium" y parece aquella frase condensar el permanente dilema de la condición humana en relación con liberarse de las ataduras que ella misma genera.La llegada de internet produjo en el campo de las comunicaciones un cimbronazo a nivel planetario de una magnitud que -a mi parecer- aún no es del todo mensurable.Suerte de big bang comunicacional con incipiente germen en California y Utah, allá por 1969, irrumpe en los 90 masivamente y se erige hoy en requisito sine qua non a la hora de las comunicaciones a escala individual y masiva.Las caracteristicas conocidas y algunas otras en periodo de emersión vislumbran en la red curiosos signos (no por eso menos inquietantes) de captación y almacenamiento activo de datos personales de los usuarios bajo simpáticos formatos como facebook, hoy de gran aceptación en amplias franjas de la sociedad y en especial en la gente joven.Si reparamos en el lugar de origen de la web (¡Oh, aquella California libertaria de los 60, flower power mediante, donde podías acercarte al corazón del hippismo "whith flowers in your head...", como la canción!...) es el centro del imperio, donde reside el imponente "Silicon Valley" ("Valle del Silicio"), centro de producción de los componentes virtuales a escala humana (donde creo aún no se eliminó la plusvalía) y que EE.UU. ha exportado al mundo, entre otras cosas, guerras, inflación, recesión laboral en masa y criminales invasiones militares y sojuzgamiento de otras culturas, sólo nos cabe preguntarnos... ¿en nombre de qué motivación filantrópica la gratuidad del email enmascara la apropiación de información confidencial de los usuarios? Pero no me contesten ahora, vamos a una pausa...
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Daniel, seguro que no hay intención filantrópica alguna, pero la red seguirá existiendo, y surgirán cada vez más productos que rebarán información sobre nosotros. Ya lo hacen los bancos y las tarjetas de crédito, los clubes de fútbol, el estado, los particulares, las telefónicas, la televisión: Todo esto hace a la pérdida de lo privado, pues en nombre de la prevención del delito, hasta se instalarán cámaras en espaciospúblicos. ¿quién será el dueño de mi imagen, entonces? Cuánto de lo hago, digo y piensome pertenecerá? No es sólo la herramienta, productodel avance de la tecnología, sino dela política de ocupación del espacio privado, que en otros tiempos se llamaba intimidad.
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