miércoles, 1 de abril de 2009

En las fronteras de Vila-Matas

Jorge Aloy

En estos tiempos que corren, la creación de estéticas nuevas en la literatura parece improbable. Pero basta con acercarse a la obra de Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) para creer que es posible, ya que sus libros dan una vuelta más de tuerca a un recurso antiquísimo —la intertextualidad— y hacen explícito lo que todos ejercen de modo subrepticio, para conformar un nuevo modo de encuentro con la literatura.
Bartleby y compañía (2000), junto a Historia abreviada de la literatura portátil (1985), son novelas donde el autor llevó la intertextualidad a extremos insospechados. Vila-Matas no cesa de citar textos y autores, de comparar la vida de sus personajes con personajes de cuentos o novelas, de contestar preguntas con respuestas tomadas textualmente de la literatura. Mas, sus personajes, muchas veces son escritores y pintores, como en Historia abreviada… donde Marcel Duchamp, García Lorca, Scott Fitzgerald, Walter Benjamín, Man Ray, Louis Ferdinand Céline, Francis Picabia y Blaise Cendrars, entre otros, participan en la formación de una sociedad secreta. Reparten un volante con el alfabeto para sordos y unas instrucciones para decodificar un mensaje secreto: Si Hablas Alto Nunca Digas Yo. Por supuesto, si seguimos las mayúsculas nos encontramos con la palabra SHANDY que posee un doble sentido: el supuesto nombre de una bebida alcohólica inglesa y la referencia a Tristam Shandy de Laurence Sterne. La condición para ser un Shandy era poseer una obra portátil que pueda trasladarse en un maletín, tener simpatías por la negritud, funcionar como máquinas solteras, cultivar el arte de la insolencia y no gozar de grandes propósitos en ningún aspecto de la vida.
El inicio de la conspiración Shandy data de 1924 y un año después, en Viena, se realizó una fiesta donde fue invitado, incluso, un jovencísimo Jorge Luis Borges. El detalle curioso de la sociedad secreta es el motivo por el cual no ingresó a ella Marcel Proust. Hizo una pregunta que un Shandy nunca debió hacer.
En Bartleby y compañía, Vila-Matas nos presenta el mundo de un solitario que, tras veinticinco años de la publicación de su novela, decide volver a escribir, pero no ficción sino notas al pie de un texto invisible. Esas notas hablan de los escritores que un día dijeron no y desistieron de escribir. Es una investigación donde se mezclan los hechos apócrifos con los reales. Y éste es el mundo que propone Vila-Matas en su obra, abolir al lector cómodo, incentivar la duda y provocar búsquedas en papeles, libros, páginas de Internet. De este modo, el escritor catalán va profundizando una escritura en las fronteras. Las fronteras de la ficción y el ensayo, por un lado. Y las fronteras de la ficción y lo real, por otro. Siempre entre los personajes de carne y hueso se cruzan personajes que son, sólo, de papel.
Bartleby, por supuesto, es una referencia al escribiente de Herman Melville que ante cualquier solicitud respondía: “preferiría no hacerlo”. Bartleby se negó, de algún modo, a vivir, y el cuento finalmente nos devela el motivo. Con este punto de partida Vila-Mata indaga, entre otros, sobre Juan Rulfo, Rimbaud, Salinger, Enrique Banchs y la pulsión que los llevó a la negación de la escritura, a transformarse en artistas del No en el momento que sus lectores pedían más. ¿Por qué dijeron: “preferiría no hacerlo”? ¿No soportaron el éxito, las presiones editoriales, o se les agotó el germen creador o, simplemente, decidieron vivir antes que imaginar? En 1974, ante la requisitoria, Juan Rulfo justificó su abandono de la literatura: “Pues porque se me murió el tío Celerino, que era el que me contaba las historias”.
Resumiendo, la estética de Vila-Matas abreva en la literatura misma, desde Don Quijote a Rayuela, y obliga a cada lector a ensayar una rigurosa hermenéutica. Y a pesar de abundar intertextualidad, metatextualidad, citas y alusiones, está muy lejos del ensayo. Hay un hilo invisible demarcando las fronteras.
Las novelas de Vila-Matas rinden culto a la literatura: no conducen a ningún lado. Como la sociedad secreta en Historia abreviada… que compara a sus integrantes con peregrinos medievales que viajaban a Canterbury, Jerusalén o Compostela. A nadie le importaba el viaje, sino contarse historias.

2 comentarios:

  1. Jorge:
    De puro prejuicioso jamás hubiera puesto a Vila Matas en la lista "para leer". Pero una recomendación tuya amerita una excursión por ese lugar desconocido.
    Lo que sí tenía visto es, a través de otro admirador, que tiene un blog que seguramente conocerás: http://www.enriquevilamatas.com/index.html
    con mucho material y una caricatura -de El País- (por el mismo que hizo la de Cernuda que puse en La Pulpera)imperdible.
    Saludos.
    Fernando Terreno

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  2. Anónimo1:04

    Lei un par de cosas de el y me gusto... No "El Viaje Vertical" que deteste, pero me gusta. Creo que es un hombre muy culto e inteligente. Saludos

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