

"No importa lo elocuentemente que ladre un perro, nunca podrá decir que sus padres fueron pobres pero honestos". Bertrand Russell
No hace mucho, Ricardo Piglia señaló que Internet se halla aún en una suerte de comunismo primitivo que dará paso, de un momento a otro, a una situación de pleno dominio por parte de los poderosos grupos económicos. A ello vamos.
Quizá pasemos a un período feudal y luego explote el Capitalismo virtual. Pero no creo, Internet es un símbolo de las etapas salteadas. En todo lo que imita se cuida mucho de no repetir lo que pueda resultarle inconveniente. El Capitalismo virtual (y concreto) decidirá, llegado el momento, quién podrá tener una página, quién hacer publicidad, quién cobrarlas, qué impuestos imponer y demás pormenores.
Sin ánimos apocalípticos, y aún desconociendo la forma que adoptará, la Web ocupará un mayor espacio de poder y, fundamentalmente, de control. No en vano las empresas alientan a concretar enormes comunidades donde cada integrante, para ingresar, debe asentar hasta el más mínimo dato personal. Estos datos que se completan como un trámite habitual, van de la mano del ansia por ingresar a una comunidad en busca de amigos: es un acto familiar e inconciente que realizan jóvenes y no tan jóvenes ante la posibilidad de concretar el acto de pertenecer. ¿Engendra esto algún riesgo? La revista Acción, perteneciente al Banco Credicoop de Argentina, informó recientemente que la CIA hizo un salvataje económico, por unos cuantos millones de dólares, a la empresa Facebook. ¿Cuál es el interés de la Central de Inteligencia Americana? La respuesta es sorpresiva, pero no extraña: Facebook es su proveedora y fuente de información para el eventual reclutamiento de agentes. La CIA tiene establecido un perfil modelo de agente y analiza, dentro del gran abanico internacional que ofrece Facebook a través de sus usuarios, a los potenciales servicios que podría sumar a su fuerza.
La misma nota de Acción indica que el ingreso a esta comunidad del ciberespacio es muy sencillo, pero el egreso no se consigue ni con la muerte.
El debate que se puede sostener a partir de esta situación es que nadie que aporte señas particulares desea verse incluido en bases de datos de ningún servicio de inteligencia. Esta treta redunda ya en el paroxismo de la manipulación del poder respecto al manejo de fuentes privadas, fundamentalmente porque se lo realiza a través del engaño.
Lo último: Quizá Internet sea la concreción de muchas premoniciones, no lo sé. Lo que sí es seguro es que el siglo XXI vino sin papelera de reciclaje.