viernes, 1 de mayo de 2009

Robert Walser: Jakob Von Gunten

Jorge Aloy






Siruela. Año 2007
Traducción Juan José del Solar
126 Páginas






Robert Walser (Suiza 1878-1956) comprendió y practicó el arte de la narración. Jakob Von Gunten es su primera novela (1909) y en ella, aparentemente, no pasa absolutamente nada, no hay acción en el sentido estricto del verbo. Pero la hay, es parsimoniosa y envolvente. Es un enjambre de detalles que describe una situación general a través de la percepción de Jakob, un joven estudiante del Instituto Benjamenta. El narrador, ubicado desde esta perspectiva, desarrolla en un diario personal su apreciación sobre el Instituto y los escasos alumnos y profesores, en oposición o analogía —de acuerdo a cada situación particular— con el mundo exterior.
El instituto Benjamenta sólo enseña disciplina y sumisión, prepara a sus muchachos para enfrentar el mundo laboral e integrarlos a la sociedad, y en consecuencia los ofrecen a la orden de algún amo. Uno de los lemas de la escuela es Poco, pero a fondo sobre el cual dirá Jacob, sin resentimientos: “Nos quieren formar y modelar, ya me doy cuenta, no atiborrarnos de conocimientos”.
Sobre la cabeza de los alumnos aletea perpetuamente el reglamento del Instituto, pieza fundamental ya no de la enseñanza sino del control absoluto de las vidas: “La ley que ordena, la coacción que obliga y las numerosas e inexorables reglas que nos prescriben la orientación y el gusto: eso es lo grande y no nosotros, los alumnos”.
Robert Walser prefiguró la literatura de Kafka. El cruce de ambas cosmovisiones no es azaroso. El agrimensor en El castillo cree que alguna vez puede llegar y acceder al castillo, a pesar de que el lector sospecha que es infructuoso y sin sentido intentarlo. En cambio, Jakob sabe desde un principio que está destinado a formar parte de un grupo que no hallará jamás salida por si mismo: “someterse es muchísimo más refinado que pensar. Quien piensa se subleva, y esto es siempre tan feo, tan nocivo… ¡Si los pensadores supieran cuántas cosas echan a perder!”.
El alumno Jakob Von Gunten forma parte de dos mundos, uno onírico y otro cotidiano. Walser consigue presentarlos en un discurso interior alejado de toda fuerza psicológica y moral, los expone como quien ofrece algo a la venta, como algo natural. De ese modo, lo cotidiano pierde su fuerza ordinaria y el sueño se confunde con la vigilia.
Jacob, al igual que todos los alumnos del Instituto Benjamenta, se deja llevar por el reglamento y la disciplina. Prefiere obedecer antes que cuestionar. El respeto está sustentado en el temor. “Cuando un alumno del Instituto Benjamenta, por ejemplo, no sabe que es juicioso, lo es. Y si en cambio lo sabe, perderá toda su gracia y buen juicio, y acabará cometiendo alguna falta”.
Jakob Von Gunten es un libro clásico, quizá oculto, pero clásico. Robert Walser fue la fuente de donde abrevaron significativos mundos ficcionales del siglo XX, de modo reconocido o no: Franz Kafka, Elías Canetti, Herman Hesse, Robert Musil. Walser se refugiaba en la Cámara de Escritura para Desocupados de Zúrich (el nombre no es ficticio) y sobrevivía escribiendo. Los últimos veinte años de su vida, por decisión propia y a raíz de una enfermedad congénita, se internó en el manicomio de Herisau. Periódicamente recibía la visita de su amigo Carl Seelig con quien daba paseos por los alrededores del hospital.
Su poder de observación y su capacidad como caminante signó el conjunto de su obra. Walser murió el día de navidad de 1956 en uno de sus paseos habituales: lo encontraron tapado por la nieve unos niños que pasaban por ahí.
Internado se negó a escribir y a que lo traten como escritor, a pesar de la insistencia de su amigo Carl Seelig. Llegó a confesarle que “no vine acá para escribir, vine acá para estar loco”.

3 comentarios:

  1. Y a ti, ¡el libro te ha gustado?

    ResponderEliminar
  2. Jorge:
    Otro autor para poner en la lista, de esos que el perro, que además de elocuente es un "cazador", nos está señalando entre los pajonales, digo... entre los anaqueles.
    Gracias.
    Fernando

    ResponderEliminar
  3. La novela que Vd. comenta me ha recordado a la de Robert Musil "Las tribulaciones del estudiante Törless". La férrea educación como valor principal hacia unos adolescentes que comprenden los errores de ese sistema pero que se ven inmersos en él. Törless, en una academia militar, acaba disfrutando del sadismo que en su interior reconcer como algo perverso. Herencia prusiana...

    ResponderEliminar

Comentarios a este artículo: