domingo, 1 de febrero de 2009

Suicidios de trabajo (Parte II). Por Ermanno Cavazzoni

De Vidas breves de idiotas, presentamos la segunda parte de suicidios.Un director de televisión fue encontrado, durante una filmación hecha con poquísimo dinero y pocos actores, sentado en una silla de hierro transformada en silla eléctrica que aparecía en todas las escenas. Parece que durante la filmación la orden fue ahorrar en todo, hasta en la iluminación.

Un cura de suburbios que sufría de esclerosis arterial, una noche encendió muchas velas y comió muchas pastillas de incienso, que es un fuerte vasodilatador. Por eso, alrededor de las cuatro de la mañana sufrió una isquemia y murió. El hecho de que tuviera consigo un diccionario farmacológico hace pensar que conocía la acción que ejerce el incienso sobre las coronarias.

Un político de la provincia de Bérgamo, durante las elecciones de julio de su partido, cayó desde el palco y murió. El palco era más alto que los palcos normales y muy estrecho. Se abrió una investigación para establecer si lo habían empujado o se había arrojado él mismo para suicidarse.

Un mecánico de bicicletas, durante el verano, se colgó con la cubierta de una rueda. Inducido, al parecer, por el calor.

Un sindicalista con asma volvió por la noche a las oficinas del sindicato donde murió por sofocación. Desde hacía algunos años estaba jubilado y fue encontrado a la mañana tirado boca arriba sobre la mesa de las reuniones. El asma lo había contraído en las reuniones en la oficina a causa del humo persistente de pipa y cigarrillos, al que él era alérgico.

Un fotógrafo de profesión se envenenó con el nitrato de plata después de haber sacado una fotografía sobreexpuesta que no correspondía a su idea de arte. El nitrato de plata era usado por los pioneros de la fotografía, y es también un veneno cuando entra en contacto con la sangre.

1 comentario:

  1. La primera parte me dió escalofríos. Al leer esta segunda, se ve que ya me he habituado y me resultan algo cómicas (¿?) y desarrollo una cierta curiosidad o ansiedad por leer el siguiente párrafo.
    Este Cavazzoni es capaz de sacar lo peor de nosotros. Algo similar nos ocurre al aceptar como naturales los hechos más aberrantes, simplemente porque se vuelven cotidianos.
    Saludos.
    Fernando

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