martes, 1 de diciembre de 2009

Descatalogados V

Jorge Aloy

El vagabundo de las estrellas

Jack London

Título original: The wanderer of the Stars

Traducción: Jacinto León Ignacio

Editorial Ediciones 29
Año: 1998. 280 páginas

“Con frecuencia, a lo largo de mi vida, he experimentado la extraña sensación de que mi ser se desdobla, de que otros seres vivían o habían vivido en él, en otros tiempos y en otros lugares”. Así se presenta Darrell Standing, el narrador y protagonista de esta extrañísima descatalogada novela de Jack London. Inmediatamente utiliza el vocativo para involucrar al lector en la historia: “No protestes, tú, mi futuro lector. Por el contrario, explora tu propia conciencia”.
La novela une puntos que pueden considerarse lugares comunes en la literatura: un preso que espera su ejecución y un hombre que descubre haber tenido otras vidas. Por supuesto, todo en una sola persona. Pero London sabe muy bien borrar las marcas de la obviedad y construir una historia sólida. Seguramente confiaba en que la solidez de la literatura se sustenta en el lenguaje. Y precisamente aquí, en esta obra de 1915, a tan sólo un año de la inminencia de su muerte, se trasluce la madurez del escritor: no deja rastros de que lo incriminen, como era habitual, por autobiográfico.
El condenado sabe que su muerte será injusta, está aislado y necesita encontrarse con lo que alguna vez fue. En esa búsqueda, a instancias de un preso vecino, realiza una prueba donde consigue liberar su espíritu matando al cuerpo. Inmediatamente se despega de la tierra y vaga entre las estrellas. La búsqueda es “el supremo misterio de la Vida”.
El narrador sabe que puede parecer ridículo, pero no se detiene. Opone su realidad oprobiosa de la prisión a una libertad idílica entre los astros del cielo. Standing, como todos aquellos que buscan algo más de la existencia, encuentra que puede proyectar no sólo su vida presente, sino también aquellas que fueron en otros tiempos. Y aquí, con historias dentro de la propia historia marco, London desarrolla con maestría un despliegue técnico y emocional como pocos.
Jack London camina por el límite de su propia creación: el protagonista surge a la aventura por necesidad. Necesidad que se transforma en necesidad espiritual, única que puede mitigar todo dolor.
Darrell Standing comprende que la vida es apenas un instante y se resigna a un destino unívoco. Pero antes aprende que no tiene sentido enfrentarlo. Siempre será su víctima.
Es conocido que alguna vez London dijo “Nunca tuve una infancia, y me parece que ando en busca de esa infancia perdida”. En El vagabundo de la estrellas, London se regodea con esa búsqueda y por suerte la comparte con nosotros.

(Hay una edición con el nombre El peregrino de las estrellas, con otra traducción. Pero consideramos más meritoria la que aquí comentamos).

1 comentario:

  1. Siempre el perro olfatendo y encontrando huesos sabrosos. Lo tendremos en cuenta.
    Un abrazo.

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