domingo, 11 de enero de 2009

Leer o no leer. Por Oscar Wilde

El siguiente artículo de Wilde fue escrito en 1886.

Los libros pueden ser muy cómodamente divididos en tres clases:

I. Los libros que hay que leer, como las Cartas, de Cicerón; Suetonio; las Vidas de los pintores, de Vasari; la Autobiografía de Benvenuto Cellini; Sir John Mandeville; Marco Polo; las Memorias de San Simón; Mommsen, y (hasta que tengamos otra mejor) la Historia de Grecia, de Grote.
II. Los libros que hay que releer, como Platón y Keats en la esfera de la poesía, los maestros y no los menestrales en la esfera de la filosofía, los videntes y no los sabios.
III. Los libros que no hay que leer nunca, como las Estaciones de Thomson; la Italia de Rogers; las Evidencias, de Paley; todos los Santos Padres, con excepción de San Agustín; todo John Stuart Mill, excepto el Ensayo sobre la libertad; todo el teatro de Voltaire, sin excepción alguna; la Analogía, de Butler; el Aristóteles, de Grant; la Inglaterra, de Hume; la Historia de la filosofía, de Lewes; todos los libros de argumentación y todos aquellos en los que se intente probar algo.
La tercera clase es, con mucho, la más importante. Decir a las gentes lo que deben leer es generalmente inútil o perjudicial, porque la apreciación de la literatura es cuestión de temperamento y no de enseñanza.
No existe ningún manual del aprendiz del Parnaso y nada de lo que se puede aprender por medio de la enseñanza merece la pena ser aprendido. Pero decir a las gentes lo que no deben leer es cosa muy distinta y me atrevo a recomendar este tema a la comisión del proyecto de extensión universitaria.
Realmente es una de las necesidades que se dejan sentir, sobre todo, en este siglo en el que vivimos; un siglo en el que se lee tanto que ya no se tiene tiempo para admirar, y en el que se escribe tanto que no se tiene tiempo para pensar.
Quien escoja en el caos de nuestros modernos programas los «cien peores libros» y publique su lista, hará un verdadero y eterno favor a las generaciones futuras.

3 comentarios:

  1. Es cierto, a veces la literatura se hace inasible, el corpus de libros es tan grande, que toda elección deja a fuera muchísimos volúmenes, y sin embargo, ¿cuántos son realmente necesarios? Borges decía que se debia dedicar tiempo a la relectura, y Dolina, que algunos libros son una consecuencia indeseable de la invención de Gütenberg. Así las cosas, es mejor establecer, por lo menos, qué no se debe leer.

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  2. Anónimo18:59

    As a books-lover, I've really appreciated this post. Wishing you all the best.

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  3. Anónimo15:19

    Bueno yo lo hago fácil, compro decenas de libros al mes y comienzo a leerlos al tercer mes de haberlos comprado, creo que les tomo cierto aprecio al tenerlos en mi biblioteca y saber que los pagué.

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