sábado, 1 de noviembre de 2008

La medida del mundo. Por Denis Guedj

El francés Denis Guedj es matemático, profesor de historia de las ciencias, escritor y cineasta, entre otras cosas. Consiguió una interesante repercusión con la novela El teorema del loro. Pero antes escribió La medida del mundo, donde narra las peripecias de los dos astrónomos que, en expedición, salieron a medir la circunferencia de la tierra, y así obtener una cifra que luego dividieron por 14 millones, para conseguir, de ese modo, un número que se transforme en una unidad que se denominaría metro. Evidentemente eso sucedió durante la revolución francesa y la instauración de la unidad del sistema métrico decimal en ese país fue, recién, el 1 de enero de 1840. Mientras ¿Cómo se medía todo? Tomamos un párrafo del libro para conocer las variedades existentes. Para conocer de qué manera midieron la tierra hay que leer el libro.Se reprochaba a la multiplicidad de dialectos lo que se reprochó, también, a la diversidad de pesos y medidas: la leña se vendía por cuerdas; el carbón vegetal por cestos, el carbón de piedra por sacos, el ocre por toneles y la madera de construcción por marcas o vigas. Se vendía la fruta para sidra por barricas; la sal por moyos, por sextarios, por minas, por minotes y por medidas; la cal se vendía por barricas y el mineral por espuertas. Se compraba la avena por picotines y el yeso por sacos; se despachaba el vino por pintas, jarras, pasmos, galones y botellas. El aguardiente se vendía por cuartillos; el trigo por moyos y escudillas. Los paños, cortinas y tapices se compraban por alnas cuadradas; los bosques y prados se contaban en pértigas cuadradas, la viña en cuartelas. El arapende valía doce jornales y el jornal expresaba el trabajo de un hombre en un día; lo mismo ocurría con la peonada. Los boticarios pesaban en libras, onzas, dracmas y escrúpulos; la libra valía doce onzas, la onza ocho dracmas, la dracma tres escrúpulos y el escrúpulo veinte granos.
Las longitudes se medían en toesas y pies del Perú, que equivalían a una pulgada, una loña y ocho puntos del pie de rey que era el del rey Filicteras, el de Macedonia y el de Polonia; también el de las ciudades de Papua, Pésaro y Urbino. Era, por poco más o menos, el antiguo pie del Francocondado, de Maine y de Perche, y el pie de Burdeos para los agrimensores. Cuatro de esos pies se aproximaban al alna de Laval. Cinco de ellos equivalían al hexápodo de los romanos, que era la caña de Toulouse y la verga de Norai. Era también la de Raucourt, así como la cuerda de Marchenoir en Dunois. En Marsella, la caña para los los paños era, aproximadamente, un catorceavo más larga que la de la seda. ¡Qué confusión! De 700 a 800 nombres.
“¡Dos pesos y dos medidas!”, era el propio símbolo de la desigualdad. Respondiendo a los deseos expresados en los memoriales de agravios de 1789, pero también en los de los Estados Generales de 1576, solicitando que “para toda Francia, sólo exista un alna, un pie, un peso y una medida”, la Revolución decidió uniformarlo todo. Instauró un sistema de medidas único y uniforme, asegurando la facilidad en los intercambios y la integridad en las operaciones comerciales.

1 comentario:

  1. Hermosa la entrada. Los dos astrónomos eran Delambre y Méchain, que "midieron" el actual metro, tan arbitrario como el pie, la vara y los escrúpulos (a este no lo conocía, ¡qué lindo nombre!) y luego todo era cuestión de poder político y de eso se encargó la Revolución Francesa, de llevar esas ideas a todas partes... menos a Francia.
    De puro obsesivo y con las disculpas incluídas, ¿podés corregir el año de los Estados Generales, creo que era por 1776?
    ¡Cuántas medidas que desaparecieron!
    Gracias, muy sabroso el hueso.
    Fernando

    ResponderEliminar

Comentarios a este artículo: