jueves, 4 de septiembre de 2008

Apéndice II del Diccionario del diablo de Ambrose Bierce

El perro sigue desenterrando su más que arbitraria selección del Diccionario del diablo de Ambrose Bierce.


Dentista, s. Prestidigitador que nos pone una clase de metal en la boca y nos saca otra clase de metal del bolsillo.

Deuda, s. Ingenioso sustituto de la cadena y el látigo del negrero.

Dictador, s. Mandatario de un país que prefiere la pestilencia del despotismo a la plaga de la anarquía.

Diplomacia, s. Arte de mentir en nombre del país.

Distancia, s. Único bien que los ricos permiten conservar a los pobres.

Efecto, s. El segundo de dos fenómenos que ocurren siempre en el mismo orden. Se dice que el primero, llamado Causa, genera al segundo. Sería igualmente sensato, para quien nunca hubiera visto un perro persiguiendo un conejo, afirmar que el conejo es la causa del perro.

Egoísta, s. Persona de mal gusto, que se interesa más en sí mismo que en mí.

Egoísta, adj. Sin consideración por el egoísmo de los demás.

Epitafio, s. Inscripción que, en una tumba, demuestra que las virtudes adquiridas por la muerte tienen un efecto retroactivo.

Escrituras, s. Los sagrados libros de nuestra santa religión, por oposición a los escritos falsos y profanos en que se fundan todas las otras religiones.

Espalda, s. Parte del cuerpo de un amigo que uno tiene el privilegio de contemplar en la adversidad.

Erudición, s. Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.

Evangelista, s. Portador de buenas nuevas, particularmente (en sentido religioso) las que garantizan nuestra salvación y la condenación del prójimo.

Fanático, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.

Fe, s. Creencia sin pruebas en lo que alguien nos dice sin fundamento sobre cosas sin paralelo.

Futuro, s. Época en que nuestros asuntos prosperan, nuestros amigos son leales y nuestra felicidad está asegurada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios a este artículo: