“Viajar es útil, hace trabajar la imaginación. El resto no es más que decepción y fatiga. Nuestro viaje es enteramente imaginario. De ahí su fuerza”. Con estas palabras liminares nos recibe Viaje al fin de la noche (1932) de Louis Ferdinand Céline: la novela emblemática del siglo XX, escrita gracias al insomnio del autor.
Céline (1894-1961), mutilado de un brazo en la primera guerra, se doctoró en medicina en 1924 y fue conocido como “el médico de los pobres” hasta lograr relevancia con la literatura. Céline nunca durmió más de 3 ó 4 horas por noche y se lo comentó, preocupado, a un colega. Éste, tras un razonamiento lógico, le sugirió que escriba, ya que de ese modo en algún momento le vendría el sueño. De esa sugerencia fallida nació la literatura más conmovedora y controversial del siglo pasado. Mientras Henry Miller reconocía su devoción, Jean-Paul Sartre dio comienzo a La nausea con un epígrafe de Céline.
Acusado de colaboracionista del gobierno de Vichy se exilió en Alemania y Dinamarca. Condenado a la pena de muerte y posteriormente indultado, regresó a su país en 1952, donde aún escribió 5 novelas.
Nunca se pudo comprobar que se haya relacionado con jerarcas nazis, lo cierto es que durante su prisión salvó vidas sin preguntar filiaciones políticas.
Céline despotricó en toda su obra contra “los valientes” que hacían la guerra. “La guerra era todo cuanto no se comprendía” dice en El viaje…
Cansado de hervir legumbres como toda dieta, confesó que su mal había sido ser francés y que si hubiera nacido, por ejemplo, en Turquía, estaría en todas las Sorbonas. “Brancia para los branceses”, se reía.
Entre la cárcel, el poco dinero de los libros y de sus visitas médicas, su vida fue signada por la miseria. Al ver que el Nobel se transformaba en un premio político no se ruborizó al exclamar: “Todos los culos envacelinados de Europa ya tienen su Nobel. ¿Dónde está el mío?”
Viaje al fin de la noche es, para mí, “la novela” del siglo XX: léxico simple y duro. Habla al oído y a los gritos. No trata de estereotipos, trata de individuos en el mundo. El humor está en la tragedia, como complemento indisoluble. ¿O en la vida la risa qué orillas recorre?
Lo último: Curiosamente en mayo de 2001 se remató el manuscrito de El viaje… y obtuvo el mayor record conseguido por un original en una subasta: un poco más de 1.600.000 dólares. El comprador fue… La Biblioteca Nacional de Francia. Brancia para los branceses. Touché.
Céline (1894-1961), mutilado de un brazo en la primera guerra, se doctoró en medicina en 1924 y fue conocido como “el médico de los pobres” hasta lograr relevancia con la literatura. Céline nunca durmió más de 3 ó 4 horas por noche y se lo comentó, preocupado, a un colega. Éste, tras un razonamiento lógico, le sugirió que escriba, ya que de ese modo en algún momento le vendría el sueño. De esa sugerencia fallida nació la literatura más conmovedora y controversial del siglo pasado. Mientras Henry Miller reconocía su devoción, Jean-Paul Sartre dio comienzo a La nausea con un epígrafe de Céline.
Acusado de colaboracionista del gobierno de Vichy se exilió en Alemania y Dinamarca. Condenado a la pena de muerte y posteriormente indultado, regresó a su país en 1952, donde aún escribió 5 novelas.
Nunca se pudo comprobar que se haya relacionado con jerarcas nazis, lo cierto es que durante su prisión salvó vidas sin preguntar filiaciones políticas.
Céline despotricó en toda su obra contra “los valientes” que hacían la guerra. “La guerra era todo cuanto no se comprendía” dice en El viaje…
Cansado de hervir legumbres como toda dieta, confesó que su mal había sido ser francés y que si hubiera nacido, por ejemplo, en Turquía, estaría en todas las Sorbonas. “Brancia para los branceses”, se reía.
Entre la cárcel, el poco dinero de los libros y de sus visitas médicas, su vida fue signada por la miseria. Al ver que el Nobel se transformaba en un premio político no se ruborizó al exclamar: “Todos los culos envacelinados de Europa ya tienen su Nobel. ¿Dónde está el mío?”
Viaje al fin de la noche es, para mí, “la novela” del siglo XX: léxico simple y duro. Habla al oído y a los gritos. No trata de estereotipos, trata de individuos en el mundo. El humor está en la tragedia, como complemento indisoluble. ¿O en la vida la risa qué orillas recorre?
Lo último: Curiosamente en mayo de 2001 se remató el manuscrito de El viaje… y obtuvo el mayor record conseguido por un original en una subasta: un poco más de 1.600.000 dólares. El comprador fue… La Biblioteca Nacional de Francia. Brancia para los branceses. Touché.
Olá, Jorge Aloy. Agradeço-lhe o convite para visitar o seu blogger, que está muito bom. Pretendo voltar mais vezes e ler tudo com mais calma. “Viajar es útil, hace trabajar la imaginación. El resto no es más que decepción y fatiga. Nuestro viaje es enteramente imaginario. De ahí su fuerza”. Amei essa frase do Louis Ferdinand Céline. Maravilha! Aproveito o ensejo e convido-o a visitar os meus bloggers:
ResponderEliminarhttp://passagensemarcas.blogspot.com/
http://sylvianarriman.blogspot.com/
Espero que goste.
Sylvia Narriman