jueves, 16 de junio de 2011

Incipit XXIV (Cuentos)

Buenas tardes, señor -dijo el viejo-, ¿qué desea?
-Señor -dijo el hombre que buscaba la salvación-, ¿tiene algo que me salve?.
El viejo dejó el lápiz encima de la boleta, lo corrió justo hasta el borde del talonario, cerró las tapas, apoyó las manos sobre el mostrador, ladeó la cabeza, y se lo quedó mirando por encima de los lentes.
El hombre ya empezaba a ponerse nervioso.
(La salvación. Isidoro Blaisten)

En una modesta pensión de la Riviera, donde residía, diez años antes
de la guerra, estalló en la mesa una violenta discusión, que, exacerbando de pronto los ánimos, estuvo a punto de degenerar en reyerta furiosa.
La mayoría de los hombres tiene escasa imaginación. Todo lo que no los afecta de inmediato y directamente, no hiere sus sentidos, cual dura y afilada cuña, casi no logra excitarlos; mas si un día ante sus ojos acontece algo insignificante, inmediatamente estallan apasionados. Entonces la apatía se convierte en frenética vehemencia.
(Veinticuatro horas en la vida de una mujer". Stefan Zweig)
Han pasado ya quince siglos desde que Cristo dijo: “No tardaré en volver. El día y la hora, nadie, ni el propio Hijo, las sabe”. Tales fueron sus palabras al des
parecer, y la Humanidad le espera siempre con la misma fe, o acaso con fe más ardiente aún que hace quince siglos. Pero el Diablo no duerme; la duda comienza a corromper a la Humanidad, a deslizarse en la tradición de los milagros. En el Norte de Germania ha nacido una herejía terrible, que, precisamente, niega los milagros. Los fieles, sin embargo, creen con más fe en ellos. Se espera a Cristo, se quiere sufrir y morir como Él... Y he aquí que la Humanidad ha rogado tanto por espacio de tantos siglos, ha gritado tanto “¡Señor, dignáos, aparecérosnos!”, que Él ha querido, en su misericordia inagotable, bajar a la tierra.
(El Gran Inquisidor. Feodor Dostoievsky)
Estimable señor:
Como he pagado a usted tranquilamente el dinero que me cobró por reparar mis zap
atos, le va a extrañar sin duda la carta que me veo precisado a dirigirle.
En un principio no me di cuenta del desastre ocurrido. Recibí mis zapatos muy contento, augurándoles una larga vida, satisfecho por la economía que acababa de realizar: por unos cuantos pesos, un nuevo par de calzado. (Éstas fueron precisamente sus palabras y puedo repetirlas.)
Pero mi entusiasmo se acabó muy pronto. Llegado a casa examiné detenidamente mis zapatos. Los encontré un poco deformes, un tanto duros y resecos. No quise conceder mayor importancia a esta metamorfosis. Soy razonable. Unos zapatos remontados tienen algo de extraño, ofrecen una nueva fisonomía, casi siempre deprimente.
(Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos. Juan José Arreola)
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los perso
najes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida.
(Continuidad de los parques. Julio Cortázar).

3 comentarios:

  1. OH my Blaisten!!! aún no sale de mis favoritos!!!

    es un noviazgo que ya lleva casi 6 años. Lo adoro al tio Isidoro.

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  2. Uno mejor que otro.
    En tren de elegir, me gustaron los de Arreola y de Blaisten. Pero todos estos comienzos me dejaron más que interesado.
    Me parece recordar que El Perro tiene predilección por el mexicano.

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  3. Anónimo14:22

    Otro hallazgo. Un ejemplar de cuentos del gran Fiodor es un bocado que tornaría agua la boca de más de un/a catador/a de buena literatura.
    Y el fragmento elegido resulta más que apropiado.
    No lo conocía, pero es algo con lo que uno podría quedar más que bien con cualquier seguidor/a del insigne ruso.
    Otro acierto del Perro.

    Saludos desde Roast Beef City.

    Dany

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