
Una maldad concretamente, entonces, representada por Videla, Menéndez y sus milicos.Hoy están presos. La certidumbre de una Justicia, siempre insuficiente claro, cobra entonces fuerza. Y el esfuerzo de la gente democrática de Argentina es un ejemplo para el mundo de hoy.
Eso hace que no sea una nación fracasada, aunque tenga tantas dificultades prácticas.
Agradezco a esa República porque ha sabido darse esa dura pero luminosa Memoria Histórica y a sus jueces democráticos, empezando por Julio César Strassera. Agradezco el amor de mi Familia y de mis Amigos (en Argentina y en España), siempre; que me han sostenido en cada instante de esta vida sin sentido (sólo tiene el Sentido de la humana existencia de ellos mismos).
Les pido a todos un minuto de reflexión para honrar la memoria de aquellos amigos que ya murieron, algunos con la esperanza de una libertad que no llegaron a ver. Recordemos a los amigos leales, procuremos disimular la traición de quienes nos fallaron.
Como es una buena costumbre no ser ingrato, agradezco también el esfuerzo de algunos gobernantes...desde Raúl Alfonsín, hasta Kirchner; por cooperar -desde su estricto campo político- para que los jueces pudieran hacer su tarea.
Agradezco a la Cruz Roja y otros gobernantes de otros países que entonces -y a lo largo de los años de la dictadura- no hicieron oídos sordos a la voz de las víctimas. Agradezco a las Madres y Abuelas de La Plaza de Mayo, por su coraje absoluto; impropio de los hombres. (Debo agradecer también a Amnesty International, aunque su sección argentina -durante la dictadura- fuera ineficiente por la actitud de sus dirigentes, entre ellos F. de La Rúa. Entiendo, por supuesto, que el miedo es libre...).
Agradezco a muchos intelectuales españoles que se preocuparon por mi suerte y peticionaron por mi vida y libertad.

Para completar mi gratitud, doy gracias a todos los dioses de los creyentes y de los agnósticos y de los ateos (no crean que hay contradicción en ésto). Doy gracias a algunos sacerdotes católicos -como Enrique Angelelli- por el valor insondable e incomprensible de su extraordinaria fe; así como execro de aquellos religiosos que colaboraron con los matarifes de la dictadura, por ejemplo el cura Fco. Pelanda López.
Doy gracias a los numerosos amigos judíos que conocí en la celda de la dictadura...ellos también supieron preservar su fe y su humanismo, con un esfuerzo sobrehumano. Yo soy testigo.
Mi solidaridad con todas las víctimas.
Mi tributo a ellas es mi alegría de este día.
(*) Carlos Mamonde, habitual colaborador del Perro elocuente (argentino, 1950), reside en España. Primero secuestrado, luego exiliado, nos deja un apunte, unas líneas de agradecimientos.