sábado, 5 de julio de 2008

Dos Infinitos

Jorge Aloy

Las piezas de ajedrez se posan y bailan en un espacio finito de 8 x 8 casilleros, donde parece que el infinito recorre con su sombra la imaginación humana. Las blancas tienen a su alcance en el inicio del juego la nada despreciable cantidad de 20 jugadas posibles y otro tanto para responder tienen las negras. Es decir que tan sólo en una jugada ya existen 400 posibles posiciones. En la segunda jugada de las blancas la cantidad asequible de posiciones es 5.362. En el año 1903 un señor llamado Flye Sainte-Marte llegó a través de cálculos a mano a la conclusión de que tras la segunda jugada de las negras las posiciones posibles son 71.852. Las calculadoras, en 1945, confirmaron la corrección de esa cifra. Hoy ya sabemos que en la tercera jugada del blanco tenemos unas 800.000 posiciones posibles y después de la tercera movida del negro las líneas dables superan los 9 millones. Y la progresión sigue…
En la Universidad de Alberta (Canadá), el profesor Jonathan Schaeffer desde 1989 trabajó con un programa propio llamado Chinook, dedicado a estudiar la finitud del juego de damas. El jueves 19 de julio de 2007, por fin, anunciaron la conclusión: tras 500 billones de billones de posibles posiciones, haciendo las mejores jugadas por parte de ambos bandos, el resultado es uno solo: tablas.
"Las damas tienen un espacio de búsqueda de 5x1020, una cifra sobrecogedora", confesó Schaeffer. Respecto al ajedrez, dice, en la informática cuántica se halla la respuesta de su resolución y estima que hacia el año 2060 se conseguirá.
Da la impresión que los humanos sobrevaloramos nuestra curiosidad queriendo saberlo todo o deseamos demostrar que nuestras imperfecciones pueden ser salvadas por un programa cibernético. O quizá ninguna de las dos opciones, ya que todo tiene en algún lugar una solución: mientras que no mencionemos cuál es el último número finito, no sabremos donde comienza el infinito.
Albert Einstein dijo: “Hay sólo dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y de la primera no estoy muy seguro”.
El mandato a cumplir es ser ingenuo en cuanto al juego que se practica. No es un mandato resolver el juego. Supongamos que hoy se descubre que en ajedrez siempre deben ganar las negras. ¿Qué haríamos con tantos errores de las blancas? ¿Con tanta imperfección de siglos?
Lo último: Consultado el profesor Jonathan Schaeffer sobre si él jugaba a las damas, dijo “nunca jugué a las damas. Mi amor es el ajedrez”.

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